Cuatro poemas de Juan José Soto

El destacado poeta peruano Juan José Soto comparte con nuestros lectores cuatro poemas de sus últimos trabajos. Una de las voces más destacadas de su generación.

Publicado

1 Ago, 2024

XIII

Es toda luz este rumor
Enceguecedor, artero
De agazapada sombra
En el que tropieza y cae la humanidad

No hacen falta obuses o misiles térmicos
Ni escuadrones suicidas
Para despedazar la frágil osamenta

Un ojo, lo que queda de él, resiste

Niños sostenidos por globos de helio
Se elevan rápidamente, sin escalas
Hacia el piso número 13
De un edificio en la costanera

Fuerzas de élite
Con estrepitosas panoplias
Aterrizan en paracaídas
En busca de ojos trizados
De cada atisbo de mirada
Intacta o fuera de sus órbitas

Una bandada de testas
Deambula por las escolleras
Y una panda de poetas
Borrachísimos, chulos ellos,
Agonizan, ebrios de lucidez

En las orillas de las playas contiguas
Se lanzan ejércitos de atarrayas
A la caza de estos novísimos albatros:
Caen todos (absolutamente todos)
Laxos, boca arriba
De espaldas
En posición fetal
O perrito, pataleando
Con la reciente felicidad
Arrancada de sus labios

Los colocan entonces
En sacos de yute o bolsas negras de polietileno
Son registrados
Numerados
Clasificados por categorías
Para luego exhibirlos en museos interactivos
Y escaparates virtuales
Ante un auditorio remoto
En los que hombres y mujeres
De ciudades indemnes
                 al naufragio de los objetos luminosos
Reconstruyen el uso primigenio de la vista
El detrás del telón de cada párpado:
Pícaro colibrí, a punto de vuelo

Siglos después, la evolución digital
El monitoreo de los dispositivos móviles
La revisión simultánea de mensajes electrónicos
                                     a la velocidad de la luz
En medio de la tiniebla o temblor más absolutos

Los poetas del siglo XXI
Olvidaron la escritura en hojas de papel
Y la contemplación de los crepúsculos
Ahora, suben imágenes aleatorias de libre uso
De la agonía del sol
En la pantalla de un ordenador
Y citan a sus chicas para leerles poemas
Con el fondo de un cielo chillón y estrellado
Y las besan por zum
Con bonus track incluido

Cada año las grandes corporaciones tecnológicas
Lanzan nuevas aplicaciones
De realidad virtual y aumentada
Lentes que reproducen
La anatomía y textura de un beso
Frío, sin lengua
O el estremecimiento de un abrazo
Sofocante, obsceno

La Organización Mundial de la Salud
Reporta que cada sesenta segundos un niño pierde la visión
Y siete millones de personas al año
Quedarán en la ceguera más absoluta

Mi madre, ajena al fracaso de la ciencia
Abre sus inútiles ojos
Y escucha los programas que anuncian
Los avances médicos y curas milagrosas
Luego, agotada, coge su bastón
Y hace cola en la fragilidad de un sueño
En el que su vida transcurre
En la atmósfera callada e inocua
De las películas en blanco y negro

Nuevamente, la noche
Manos inesperadas colisionan
Se precipitan
Se llevan a rastras
El último vestigio de luz
Y huyen descalzas
A mitad del estreno
De una película a todo color.

Del poemario Lado B de las sombras (2022)

V

Camino con las manos
                           sobre la Tierra
Esquivo la gravedad del lenguaje
Las trampas cibernéticas

Sorteo las palabras hechizas
Las fórmulas plagadas de ciencia

Me hundo en el barro
Con la lengua flotando
Y ramas en los ojos

Burlo las arenas movedizas
Las osamentas metálicas
Las máquinas inteligentes:
Emerjo del lodo

En la orilla
El cuerpo de un verso desnudo
               sobrevive
                              boca abajo
Cubierto por las alas de unos albatros

Los niños lanzan sus redes
Caen estrellas del mar
Y peces en tropel
                       desde el cielo

Asoma el brazo de un relámpago
Y un aullido inconsolable

Las calladas imágenes
Recitan un blues
En medio de la tormenta

El mundo
                 gira aturdido
      en la danza de los hombres
     sobre los bosques mutilados
                                y sin sombra

¡Oh, si yo supiera escuchar
Las veces que llegas en silencio
En el rumor de una voz
                    o a galope bronco
Abrazaría el temblor y la luz
De los seres
                   y de las cosas!

Del poemario Cielo exhausto (2024)

VIII

Peces insomnes
            discuten  l  a  r  g  a  m  e  n  t  e
              la frugalidad de la última cena
                  bajo el cielo voraz
                                    de la civilización

Infantes brotan de la arena
                gatean en busca del mar
                  evaden petreles gigantes

Con el torso desnudo
                         surcan los cielos
                              en sacos celestes
                     de pelícanos desesperados

Playeros solitarios divisan
Con el zum de sus móviles
Un cardumen de sirenas

Raudos
             lanzan anzuelos

Caen bagres
                     anchovetas

Colas bamboleantes
           de ninfas marinas

Mar adentro
Jimi y Catherina se enredan
                              lejos del estruendo
                                          de la Tierra

Viajan en el lomo de una nave
Mitad delfín mitad submarino

Esquivan muros de enmalle
Mientras se besan
Inmensa y copiosamente
Hasta convertir sus labios
En salvavidas enormes
                      y pulposos

En el muelle
Un pescador ausculta
La agitación de un jurel
Su vano galope 
Sus insólitos ojos fijos
Plagados de preguntas

En los arrecifes de coral
Tiburones grises rodean
       a la dama de las profundidades 
Exploran el cuerpo
                        luminiscente
                             impávido
Y se entregan ciegamente 
Al origen y refugio
                            de su luz.

Del poemario Cielo exhausto (2024)

XV

El cielo es un trampolín de fuego

Ángeles clavadistas
          seriales
            furiosos
                        mellan el viento
Aturden la quietud del abismo
Se estrellan contra los ojos
                          de infantes boquiabiertos
Pierden las alas
                 en las escotillas de los búnkeres

Los refugiados
                   recogen despojos de naufragio
Renombran objetos 
Sueldan osamentas
Montan escudos humanos
Mientras entonan conjuros
Para turbar a la lluvia
Y despistar kamikazes

Un aluvión de condenados
                                 atraviesan los muros
Esconden las sombras
Saltan tapias y cercos
Surfean en tablas hechizas
Descuelgan estrellas fugaces

Los más pequeños
Desenroscan la luna
Que vuela de mano en mano
Artefacto de luz
           sobre las rocas

La noche
               es una franja de hoyos
                                                   que aguarda:
Un turbado astro
                              sin alas
                                             arde en la orilla.

Del poemario Cielo exhausto (2024)

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Juan José Soto Bacigalupo (Lima, Perú) Ha publicado los poemarios Cárcel de mi ojo (1994), Morada Diosa (1997), Palabra sobre los abismos (2005), Airado verbo (2008), Lado B de las sombras (2022) y Cielo exhausto (2024). Figura en el libro colectivo de poesía Extensas legiones (2021).

Gestor y coordinador de la primera edición de Madrid: Una Ciudad, Muchas Voces (2009), ciclo de poesía hispanoamericana y española realizado en Madrid. Gestor del Ciclón de Poesía, ciclo de recitales artísticos que congrega a poetas y artistas de diversas ciudades del Perú (desde el 2010 hasta la fecha).  Coorganizador del Festival de Poesía Fiesta del Diantre (del 2011 al 2015) en Chiclayo, Perú.

Premio Prensa Cultur 2015 por Buenas Prácticas en Periodismo y formación de jóvenes comunicadores en la ciudad de Chiclayo, Perú.

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