Deshabitada
Como quien aspira ingresar en la vida
se sale de casa,
y al cruzar la puerta todo – todo
a pesar de no haber ocurrido nunca de la misma manera
es una eterna repetición.
Caminar un par de calles
subir al bus – bajar – entrar al café – beberlo con apuro – salir.
Subir al bus – bajar – llegar a casa – permanecer.
Hasta volver a salir sin regresar nunca del todo.
Ir – venir,
sin estar aquí o allá – ir o regresar – habitar o ser habitado – entrar o salir
De sitios – personas.
sin que nadie entre o salga.
La calle – el bus – el café – la casa.
en todos y ninguno.
Deshabitada.
Yendo – viniendo – entrando – saliendo.
No voy – no estoy – no retorno.
He estado demasiado conmigo
y pienso
que tal vez estaría bien ausentarme,
partir como todos lo han hecho
como nunca han estado.
El problema no es estar a solas:
es estar demasiado conmigo,
hace falta alguien que me habite un poco.
Ausentarme de mí
en alguien.
Extravíos
Aquí permanece el cuerpo desnudo a la espera de una palabra.
Fantaseando con mirar el hundimiento de la tarde
sin que la luz descienda hasta el alma.
Es de extrañeza la ausencia de melancolía por nadie
como si nunca se hubiera estado
como quien camina por el mundo
sin habitarse en otro cuerpo.
– ¿A qué parte del abandono han partido?
– ¿Dónde extravió el arquitecto el cuarto de San Alejo de esta casa?
¿Cómo pudo llevárselo
– con los rostros – los gritos – la desnudez
– la evocación de los cuerpos?
No hay nada – nadie
Nadie vino
y el que vendrá
ya partió con todos ellos.
Oda al frío
Lo confieso
– no se usar un abrigo –
Decaigo a la desnudez de los brazos – la cercanía al tacto
– la excusa interminable de ir por un café.
– una pashmina – una diadema – unas bragas
pueden acomodarse al cuerpo.
Un abrigo no.
Un abrigo nos aleja de las cafeterías baratas
y la propensión a llegar tarde a nuestros destinos.
Un abrigo me resulta ajeno al cuerpo
– a sus curvas
– la tentación de la caricia.
Lenguaje
Voy a ocultarme en el lenguaje
Escribiré un paraguas
para dejar de lloverme
ahora
que ha cesado afuera
de agujerear la noche.
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Michelle Rincón (Colombia, 1988). Contaduría Pública en Universidad Central, Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana en Universidad de la Salle, Diplomado en Enseñanza del Español como Lengua Extranjera (ELE) en Universidad de la Salle y Técnico en Teología en convenio con la Universidad Bautista. III Premio literario Eutiquio Leal (2014). Ha publicado lo poemarios: Fabricante de abismos (2015, Editorial Domingo Atrasado, Colombia), Al rescate de lo fallido (2016, Editorial Letras de Pasto Verde, México), La mirada resignada de las cosas (2017, Editorial La hoja Murmurante, México), Estancia (2019, Editorial 531, Colombia) y Restos de la tarde (2021, Editorial 531, Colombia).