Socráticas
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
Rafael Alberti
Lo primero es un viento favorable,
ser el gurú que escribe tu destino,
la ruta sobre el mar, tu sol latino.
Mantener firme la pasión, lo amable.
Y seguir construyendo un puente estable
sin ver que otros hicieron el camino,
que es difícil en tierra ser marino
y al final todo puerto es memorable.
Incluso puedes compartir las dudas,
decirle que es inútil a un recuerdo,
viajar al sueño donde nada es cuerdo.
Después, solo se trata de ir erguido,
que hay una luna amada en lo que sudas
y todo es lucha y tiempo sucedido.
Cum Laude
Para Iris.
Aparta tus ojos de delante de mí,
Porque ellos me vencieron.
(Cantar de los Cantares 6: 5)
Te he cantado en hexámetros que el mismo
Virgilio alabaría. Tanto llamo
por ti en las noches, que eres como un ramo
de sulamita y mi mejor abismo.
Mi cuerpo, en el gimnasio, ha renacido
en el duro ejercicio de la espada;
he probado en las artes todo y nada
por encontrar razón de lo vivido.
Cuando más listo me he creído, menos
busco y encuentro y más de lo nombrado
hay en tus ojos, como un mar de estrenos.
Los años forman cerco en una lenta
marcha hacia nuestra Ítaca y lo amado.
Y así este tiempo de otros tiempos cuenta.
Del rigor sucesivo
porque estaba a solas con mi memoria
junto a sus rejas
que ocultan los jardines y los ojos
Philippe Soupault
Y fue una vez el hombre y hubo día,
la fe del sur y el golpe agraz del hierro,
y hubo fechas y mares del destierro,
del rigor sucesivo y la utopía.
Fueron la azada y el zaguán que abría
a los confines, la alta voz del cerro,
y aquel viejo fulgor al que me aferro
entre los ritos de otra algarabía.
Y fueron otros días y otras noches
y hubo nudos gordianos y derroches.
Aunque hay cosas que vives sin vivirlas
no te salva el vago hecho de escribirlas.
Se supone que ayer no es hoy y todo
lo inventa la memoria de otro modo.
El turno del juglar
Cada vez más sospecho del que gana;
voy al torneo porque necesito
que se escuche mi voz, lo que recito
desde las graderías de mañana.
No soy el guía de esta caravana,
pero el sur me acompaña como un mito
del azar. Sé que soy parte de un rito
en que sufres y toda fuerza es vana.
Solo espero ganar con lo que pierdo;
de frente caminar hasta el pasado,
llevando de la mano un desacuerdo.
Guardar en mi memoria lo no dado,
el Jordán de mi fe, y algún recuerdo,
una voz que el poder no haya manchado.
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Pepe Sánchez (Cumanayagua, 1956). Poeta, narrador, ensayista y periodista. Miembro de la UNEAC. Es Ingeniero en Transporte Automotor, Máster en Educación y profesor auxiliar de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Cienfuegos. Fundó y dirige la revista cultural Calle B. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía: Los dados del viento (1991); Sueños del tiempo (1996); Paradoja del hombre en su ciudad ((2004); Alfanjes de luz (2004); Caballos sobre el césped (2004); Piratas en el alma (2010); Memorias de un gladiador, (2023); y El comedor de relojes (narrativa, 2000). Ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales en poesía y narrativa. Ha participado en Cuba, México, Perú, Ecuador, Chile, Panamá y Estados Unidos en congresos, festivales, ferias del libro y encuentros de escritores. Su obra ha sido traducida al holandés, italiano, francés, inglés, rumano y bengalí.