Dolor existencial y halo de esperanza en Sixto Sarmiento

La nueva entrega del poeta peruano Sixto Sarmiento convoca el interés de investigadores y poetas mexicanos como Roberto Arizmendi, autor del presente texto.

Publicado

26 Mar, 2024

Escribe Roberto Arizmendi

Esto es una fiesta de la poesía. La poesía nos reseña la vida, nos muestra las bellezas del mundo y nos testifica las tribulaciones del ser humano en su paso por este sendero impredecible que es la existencia humana.

La vida es el escenario donde todo confluye: el pensamiento, el sentimiento, las emociones, el actuar cotidiano, el tránsito infinito, con su total diversidad de tonos y colores que le van dando nombre y sentido a la historia humana. Y todo esto, es el contenido esencial de la poesía.

Celebro la presentación del libro Diario de un indigente del poeta peruano Sixto Sarmiento en esta Feria Internacional del Libro de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, que se ha caracterizado, desde hace muchos años, por ofrecer un amplísimo catálogo resultado de la conjunción de los sellos editoriales que deciden venir a exponer sus novedades bibliográficas en todas las temáticas de la ciencia, el arte, la cultura, la diversidad plena. Pero el signo más importante de esta FIL es la dimensión que se le otorga, al abrir un abanico maravilloso de expresiones del arte y la cultura, en sus múltiples manifestaciones, que desarrollan la percepción y sensibilidad de la comunidad universitaria y la comunidad social de Villahermosa y de Tabasco. Con ello, se favorece también la apreciación y el gusto por la lectura, como acto lúdico que permea en el ser y lo transforma. Ahora nos reúne la presentación del libro de un gran poeta y entrañable amigo del Perú, Sixto Sarmiento, Diario de un indigente, que nos mueve a resaltar sus cualidades y virtudes.

Diario de un indigente abre sus páginas con un soliloquio del indigente que transita por el mundo:

Yo caminé

por estas calles

presuroso muy de madrugada

saludando a las calzadas somnolientas

mientras avanzaba con la mirada perdida

sintiendo el contagioso cosquilleo

de los que aún soñaban…

Y cierra este inaugural poema trepidante y conmovedor, con las siguientes palabras, en boca del indigente, en primera persona:

Caminé

en los días de reposo

buscando el pan y el vino

cerca de las hornacinas de las iglesias

cargando maderos y clavos oxidados con una mano

y recogiendo con delicadeza, como a pétalo de rosa,

con la otra

los pedazos irreconocibles de mi propio cadáver.

El libro que nos reúne es un volumen seleccionado para su publicación por la Editorial Summa, que lo publicó a finales de 2020.

Portada del último libro de Sixto Sarmiento.

Reitero mi convicción de que la poesía está en la vida y de la vida surge la materia prima para construir la poesía. No es casual, entonces, encontrar todo lo que la vida encierra, con sus múltiples contradicciones.

Por eso afirmo que en la poesía se refleja, se observa, vive e internaliza, el gozo de los días, pero también las desgarradoras realidades que hay a la vera del camino o en cualquier espacio que se puede testificar con sólo voltear, ver y afinar la vista para descubrir todo lo que está detrás de una casa de cartón o de un corazón destrozado.

Ya he señalado en el prólogo, que este maravilloso poemario de Sixto Sarmiento, Diario de un indigente, es una expresión dolorosa pero bellamente expresada, de una realidad en todos nuestros países, aún en los que presumen de desarrollados, pero que tienen millones de personas con grandes carencias e incluso en pobreza extrema. Es una cruda, pero sutil manera de ir hilvanando el dolor existencial, donde se entreveran la cruel realidad de quien no tiene algo ni alguien que lo espere y vive del aliciente del sueño, del poco sueño que aún conserva en medio de la amargura y el desahucio cotidianos. Una cierta esquizofrenia aniquilante que destroza la poca vida que queda, construida de recuerdos y desechos, pero al mismo tiempo dejando en el camino recorrido, pequeños trozos de la muerte que a diario se va tejiendo.

Pareciera que no hay esperanza. El tiempo es solamente un recurso tangible para dejar las marcas de los minutos que se agotan irremediablemente sin un asomo de horizonte apetecible. Desgarrador repaso de una vida en decadencia, sin el menor asomo de una posible luz de esperanza, de un aliento vital que estimule a continuar andando, aunque sea sin rumbo y sin destino.

Claudia Osorio, Omar Aramayo, Sixto Sarmiento y Roberto Arizmendi en Villahermosa, México, 2024.

La justicia se exige, pero no alcanza a concretarse en el momento exacto de la oportunidad de una vida que se extingue. Una muestra del desaliento de los desposeídos, de los marginados, de los olvidados de los dioses y la vida. Desgarradora descripción del abandono en que viven o sobreviven la gran cantidad de pobladores de este universo, que están agobiados por la pobreza extrema, el olvido, la desilusión y el desencanto.

Poemas desgarradores para pintar una realidad difícilmente perceptible si no nos alejamos un poco del confort en que vivimos. Un mundo que nos cuestiona y nos llama a cuentas.

El poeta lo que hace es utilizar la palabra para decir y dejar constancia de lo que ve y siente, lo que le conmueve y le estremece porque, finalmente, es un testigo que dice a todos lo que en el mundo acontece, en su vida personal y en el ámbito social que lo circunda. Al hilar las palabras para testificar, utiliza las palabras para dignificar lo que el sistema denigra y envilece. El poeta lo que hace es, a través de la palabra, convertir en seres humanos a quienes el sistema desprecia.

La segunda parte del libro tiene un cierto aire esperanzador con identidad propia. Es un canto libertario, luminoso, cálido y amoroso. En intentos decididos de remar contra corriente, si es necesario, para construir un camino distinto por el cual transitar a otros espacios de ilusión compartida. Se llega, siempre, a la otra orilla con esfuerzo y venciendo adversidades.

Refulgente, luminoso, con horizonte abierto a pesar de las dificultades o adversidades que se crucen, pero al fin poder pintar los linderos del horizonte a gusto y complacencia, para que cuando se avance se marquen de nuevo los límites, cada momento más lejos, cada día más ambicioso.

El poemario muestra un maravilloso manejo descriptivo con palabras precisas y certeras que denota un excelente manejo del lenguaje y que favorece la excelsa manera de crear imágenes para que expresar bellamente lo que el poeta nos ofrece de manera descriptiva como una reflexión profunda del ser y su circunstancia que ya José Ortega y Gasset señalaba «el hombre es él y su circunstancia», advirtiendo que la persona es un ser que forma parte de un todo y en ese todo es donde edifica su vida y escribe su historia.

Excelente libro para leerlo, repasarlo y compartirlo. Para replantearnos la vida y el compromiso, para hacer de la reflexión una esperanza y, sobre todo una decisión de vida en favor del ser humano y de la vida. Extraordinario libro de lectura obligada.

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