Círculo de Lectores
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Enrique Verástegui: “Hay gente con poder que no puede ver a un poeta muerto de hambre escribir bellamente”

Círculo de Lectores del Perú rescata una de las últimas entrevistas que brindó el poeta peruano Enrique Verástegui a un medio peruano en 2018.

Publicado

24 Oct, 2025

Una entrevista de J. J. Maldonado

Círculo de Lectores del Perú rescata una de las últimas entrevistas que brindó el poeta peruano Enrique Verástegui a un medio peruano en 2018. La conversación se realizó en su domicilio ubicado en La Molina, un sábado por la tarde. Allí, el integrante icónico del movimiento Hora Zero, ya debilitado por su enfermedad, respondió lúcidamente a cada una de las preguntas que se le hicieron bajo el ritmo de un disco de Pink Floyd que él mismo mandó a reproducir.

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En Praxis, asalto y destrucción del infierno, Enrique Verástegui escribía: “Cuídate del número, muchacho, cuídate: las matemáticas son a las cosas lo que estas al suplicio de no tenerlas”. Pese a la advertencia de sus propios versos, Verástegui se cuidó muy poco de explorar el universo del “número”, pues nunca dejó de publicar y escribir libros que abordaran las cuestiones matemáticas en relación con la literatura. Ahora se reedita El modelo del Teorema (Lima, 1997), un tratado sobre “ciencia y tecnología celestiales” que descifran el motor del Universo a través de las matemáticas y la poesía de Occidente. A propósito de esta reedición, conversamos con el autor del libro. 

Algo que me interesó bastante del libro fue el subtítulo: Curso de matemáticas para cyberpunks. Pensé que usted escribía para lectores de su generación, pero al descifrar el significado de “cyberpunk” uno cae en cuenta que más bien se dirige a otro público. Quizá a un público que todavía no existe, que recién está por nacer. Entonces surge la pregunta: ¿para quién escribe realmente Enrique Verástegui?

Bueno, este libro se emparenta con mi vida y con la vida que yo nunca alcanzaré a tener, pero que, desde aquí, desde la poesía, la preveo. Durante años yo me había dedicado a escribir poesía, ejercicio que no era aceptado por mi padre y quien furioso me pedía que yo estudiara matemáticas. Cuando murió mi papá, a los cuarenta y cinco años, decidí, en homenaje suyo, escribir un libro de matemáticas. Y así fue. Pero también lo hice pensando en los jóvenes rebeldes, en esos chicos que siempre se plantean un destino, que no aceptan imposiciones de nadie. Pensando en ellos le puse al libro el subtítulo de “cyberpunks”, en homenaje a esos jóvenes que no tienen un camino en la literatura, pero que pueden tener armas para hacer la revolución. Entonces se podría decir que escribo para dos tipos de lectores realmente difíciles: para mí y para la juventud que está por venir.

¿Siempre le interesó la matemática o solo fue una imposición por parte de su padre?

Desde siempre me interesó, personalmente, la matemática.

¿Desde su infancia en Cañete?

Sí, desde muy joven… Pero a finales de los años ochenta, conocí a una chica de San Isidro, quien salía por aquellos días conmigo. Me invitaba a tomar una botella de vodka diario durante todos los meses que salí con ella. De la relación y de su nombre no me acuerdo nada, excepto que cuando estaba borracho con esa mujer, yo tomaba apuntes en un cuaderno. Cuando dejé de estar con ella, volví a Cañete, y años después me inspiré, y escribí, en base a esos apuntes, tomados de la filosofía griega, el libro de poesía y matemáticas El modelo del Teorema.

Enrique Verástegui
Poeta Enrique Verástegui en su adolescencia, en Cañete. Foto: Perú21

Algunas personas creen que literatura y matemática son elementos incapaces de coexistir. Pero usted, desde En los extramuros del mundo, ha dicho todo lo contrario. Y, con El modelo del Teorema, sigue ratificándolo. ¿Por qué piensa eso?

Porque la literatura y la matemática se complementan. Hay una relación entre la gramática y la matemática. Estas se compenetran, pero no se determinan; se incluyen entre ambas.

¿No se interrumpen?

No, no se interrumpen, se interpenetran.

Pero siendo específicos, ¿cuál es esa relación que encuentra usted entre las matemáticas y la literatura?

La musicalidad. O mejor aún, el estudio de la música. Pitágoras fue un gran conocedor de la música, y bueno, yo que tengo cierta habilidad con la música en gramática.  Tratando de seguir el ejemplo de Pitágoras, veo que ese es el mejor camino para fusionar la literatura con la matemática.

Ahora que menciona el tema de la música, existe una leyenda urbana que dice que usted decidió escribir este libro mientras escuchaba un disco de Pink Floyd. ¿Es cierto eso?

A Pink Floyd lo escuché y lo estudié en París. Pero la leyenda es errónea, solo lo dije para quedar bien con los chicos. A mí me dijeron, casi en forma clandestina, que Pink Floyd era un grupo que apoyaba a la clase obrera, por eso me puse a escucharlos con mucha atención. Eso fue hace más de treinta y cinco años. Yo decidí escribir el libro por el demonio de las matemáticas. Ahora, si quieres, yo me puedo volver un anti Pink Floyd, no tengo problemas con eso…

Usted también canta, Verástegui, música andina.

Sí, música andina. El canto es otra forma de recitar poesías.

¿Alguna vez lo ha intentado con el rock?

Yo quiero decir algo acerca del rock. En la época de los sesenta, escuchábamos con suma atención, con sumo placer, con sumo agradecimiento, una canción que duraba media hora, una canción que se titula In a Gadda da Vida…

De Iron Butterfly.

Sí, de Iron Butterfly. Esto nos influyó a todos, a todos los compañeros de Hora Zero.

Volviendo a El Modelo del Teorema. Usted dice que este libro debe ser entendido como un análisis del caos. ¿Por qué cree usted esto?

Porque el caos no tiene fruto, no tiene perspectiva, no tiene nada. Entonces yo me propuse a crear una nueva visión de las cosas, del mundo.

¿Entonces este libro está creado en medio del caos?

 Así es.

¿Usted se considera viejo, Verástegui?

No me considero viejo. Mi cuerpo estará viejo, pero mi espíritu está jovencísimo.

Enrique Verástegui
Julio Ramón Ribeyro escucha al poeta Enrique Verástegui (al lado del también peota José Rosas Ribeyro) quien lee un poema ante la tumba de César Vallejo en el Cementerio de Montparnasse, Paris,1979

II

Usted dice esto en una entrevista: “El hecho de que yo estudiara economía, no significa que estuviera negado a la literatura, más bien la literatura está negada a la economía.” ¿Por qué cree que la literatura está negada a otras ciencias?

Porque no hay otros productores de sentido y conocimiento que el mundo de las matemáticas; lo que no se encuentra en las letras, por lo menos en Lima. Entonces, desde ese punto, creo que el conocimiento puro está negado a la literatura. Un pastor puede hacer literatura, pero un literato no puede ser un pastor.

Desde En los extramuros del mundo ya parece haber una preocupación formal por la vitalidad y las ciencias. Recuerdo el poema “Artaud en un verano caliente/ Enero Ciudad Universitaria”, por ejemplo.

Nunca tuve contradicción entre matemática y gramática. Ahora, con este libro(El Modelo del Teorema) he tratado de complementarlo aún más. Pero recuerdo ese poema que acabas de mencionar. Recuerdo cómo nació. Yo estaba un sábado por la noche, en la Ciudad Universitaria, escribiendo poesía, era un sábado, a las ocho y media de la noche, y de un momento, se me ocurrió el número, ocho y media pe eme, lo escribí, y en ese momento explotó una bomba en el centro de la federación universitaria de San Marcos. Entonces, en una suerte de vértigo, mientras el caos reinaba en las aulas universitarias, me puse a escribir como un loco ese poema que agregué a mi primer libro publicado.

Creo que Tranströmer dijo que el abuso de la ciencia podría acabar con la poesía.

Lo que pasa es que hay un amplio campo de fuerzas productivas que conlleva a una democratización del mundo. Y entra todo tipo de gente dispuesta a escribir sin una suerte de sello de calidad.  Entonces eso va socavando lo que se llamaba limpieza literaria, pues ahora, por esa cantidad desorbitante de libros, la calidad ha pasado a un décimo plano.

¿Cree que la poesía podría desaparecer?

No, yo creo que no. Siempre habrá rebeldes, revolución.

Usted también es novelista. ¿Qué me puede decir de la importancia de la forma en la novela?

Ahora que estamos en el siglo XXI, la estructura y forma de la novela vienen a ser un producto del gran cine, tal como se ve en El último emperador de Bertolucci o en cualquiera de las películas de los grandes cineastas de Europa. El cine ha influenciado mucho a la literatura. Sin esa estructura, una novela ya no puede sostenerse. Puede ser una estructura simple, pero siempre tiene que haber una. 

¿Últimamente existe mucho prejuicio contra la novela lineal?

Creo que el cine tiene mucho que ver en esto. Lo visual, vivimos en una época visual, vivimos en una sociedad visual, entonces la novela trata de obtener ese dinamismo que rompe la linealidad.  Pero yo no desdeño personalmente la novela lineal, incluso estoy trabajando una novela lineal que me parece que debe mantener una gran concentración, una gran técnica. Al hacer una novela estructural, creo que también uno puede mentir bastante, simplemente pensar que se es un tipo disperso y fingirse un genio, un Cortázar, eso pasa bastante con este tipo de novelas y escritores.

Enrique Verástegui
Verástegui, nacido en 1950 en la provincia de Cañete, fue uno de los fundadores del movimiento poético Hora Zero, un grupo que buscó refundar la poesía peruana haciendo frente a lo anteriormente publicado.

Quisiera saber, concretamente, ¿cuál es la diferencia que siente usted al momento de escribir poesía y narrativa?

Poesía es síntesis y narrativa complejidad. Hay una relación vasta, pero no determinante en la novela y la poesía que escribo. Yo escribo solo por impulso y por coraje, no hay diferencia cuando escribo una novela, un ensayo o un poema.

¿Cree usted, Verástegui, que se le ha quitado mayor espacio a la poesía en este último siglo? 

Sí, se le ha quitado espacio, y se la ha quitado la gente que tiene poder, esa gente que no puede ver a un poeta muerto de hambre que escribe bellamente como una flor. Ahora se puede ver a un tragón de tocino, que son meramente los escritores de novela que, de paso, tergiversan toda la historia del mundo. Pero puede que me equivoque. Milan Kundera, por ejemplo, tiene pocas novelas, pero son novelas fabulosas que quedarán para la posteridad.

Antes los novelistas querían ser poetas.

¡Claro! Así estaba configurado el mundo, de la forma como estás hablando…

Creo que la idea era ser reconocido como poeta antes que como novelista. Ahora todo el mundo quiere ser novelista, ¿no le parece?

Es lo más fácil. Mira, tú estás poniendo el gran ejemplo que tenemos todos los escritores. Y de ese ejemplo, solo por coger dos, el de Víctor Hugo y el de Flaubert.

Borges también prefería ser reconocido como poeta antes que como narrador. Aunque Borges a usted no le gusta mucho.

Su poesía, no me gusta su poesía. Pero es un gran prosista.

¿Por qué no le gusta la poesía de Borges?

Porque se le escapa mucho el sonido, pareciera que no tuviera buen oído. Además, peca mucho de grandilocuencia…

¿Muy técnico dice usted?

Ojalá fuera técnico. Yo creo que le falta música y sensibilidad. El Borges poeta es demasiado frío.

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Según la crítica especializada, su libro “El Modelo del Teorema”, equivale a “Timeo” de Platón, lo mismo que a “El discurso del método” de Descartes. Fuente: Archivo Caretas

III

Volviendo a El modelo del Teorema, ¿no cree usted que esa búsqueda de la totalidad universal a través de las matemáticas es un ejercicio de vanidad?

Todos deben producir su trabajo de acuerdo a sus gustos. Como diría Ribeyro, soy un escritor que escribe para sí mismo.  No escribo por vanidad, aunque el acto de publicar puede entenderse por un ejercicio de la vanidad, pero eso ya escapa de las manos de uno. Es algo que me nace naturalmente. No veo ninguna contradicción, pues la poesía nace de las matemáticas y viene muchas veces desde las galaxias. Yo solo espero no seguir peleando con el mundo por esas cuestiones.

¿Peleando con el mundo? ¿A qué se refiere?

Ha habido gente en el pasado, jóvenes incluso, que se han enfrentado de manera absurda contra mí, he incluso, con los integrantes de Hora Zero. Y nosotros solo buscamos escribir, vivir, ser felices. No queremos entrar en política…

Pero en su juventud le interesó la política… ¿Ahora es apolítico?

Soy apolítico, pero respeto mucho la política. A quienes no respeto son a los politiqueros.

Volvamos a la poesía. A la poesía en el Perú. Usted dice que “carecemos de una imagen de la poesía, porque carecemos de nuestra propia imagen”.

Eso lo dije jovencísimo.

¿Por qué lo dijo?

Porque no tenemos, hasta ahora, una escritura incaica, de lo cual, por ejemplo, se vanaglorian los aztecas. Tampoco tenemos las matemáticas, pues los incas también estudiaron las matemáticas. Todas esas cosas joden cuando uno es joven.

Pero solo está pensando en una posible literatura incaica. ¿Qué hay de las otras culturas como Chimu, Paracas, Tiahaunaco, Ichma? Todas culturas preincas…

Chachapoyas, por ejemplo, Salinar, Cupisnique, y así, muchas. Creo que nosotros desconocemos la literatura de nuestro pasado, y se deberían analizar y estudiar para poder hacer una buena y mejor literatura.  En la generación del sesenta y setenta se descubrió que lo fabuloso era volver al arte incaico; yo lo entiendo como fabuloso, pero ahora no sé cómo lo entenderán ustedes, de esta última generación.

¿Y por qué le parece fabuloso regresar al tiempo de los incas?

No tengo una respuesta concreta a esa pregunta. Pero supongo que es para salir del pecado original, del pecado original en el que estamos inmersos todos los católicos. Para luchar contra ese pecado, es necesario la lectura y las matemáticas de nuestros ancestros.

¿Tiene algún modelo de escritor que lo haya precedido en un proyecto similar a El modelo del Teorema?

Todos. Mi referente es la cultura y la sociedad.

En la última conversación que tuvimos, usted me dijo que se sentía muy cercano a la locura.

Sí, sí. Lo recuerdo.

¿Usted cree que un estado de locura es el estado de mayor lucidez en la vida del artista?

Como las drogas y el licor, la locura es una suerte de narcótico que puede impedir la lucidez. Es una lucha terrible del artista con el quiebre del intelecto. Una lucha a muerte con el demonio.

¿Usted se siente loco, Verástegui?

Sí, a veces.

J. J. Maldonado
J. J. Maldonado (Lima, 1989). Máster en Escritura Creativa por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Es autor del libro de cuentos "Quien golpea primero golpea dos veces", del ensayo “Narrativa mesiánica” y de la novela "El amor es un perro que ruge desde los abismos". Ha colaborado en medios como RPP Noticias, La República, Caretas, El Comercio. Ha escrito para las revistas Buen Salvaje, Granta y Jot Down. En 2015 ganó el Premio Narrador Joven del Perú.

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