Escribe Luis Eduardo García
Sobre Mario Vargas Llosa se han escrito muchos libros, pero desde la cercanía, la admiración y el afecto, muy pocos. El libro de Alonso Cueto, ‘Mario Vargas Llosa. Palabras en el mundo’, está escrito desde estos ángulos. Pero añadiría que está escrito desde el impulso del lector perpetuo y devoto que nunca termina de descubrir a su maestro.
La noche de presentación, su autor nos recordó a los asistentes dos situaciones maravillosas. Una, cómo es que el novelista peruano se introdujo en su vida. Fue a través de ‘La ciudad y los perros’, una novela que sus padres llevaron a casa y que dudaban, debido a la polémica moral que la rodeaba, en dársela a leer al bisoño Alonso. Sebastián Salazar Bondy les recomendó, si mal no recuerdo, que se la dieran nomás, pues el libro iba a enriquecer al muchacho. La novela, finalmente, terminó conquistando a toda la familia.

La otra situación memorable tiene que ver con el sello personal con que los autores marcan su paso por la historia de la literatura. Ese sello, evocó aquella noche Alonso citando a otros autores, es la casa que cada escritor levanta en su presente y deja como albergue a los lectores de la posteridad. Así tenemos, por ejemplo, la ‘casa García Márquez’, la ‘casa William Faulkner’, la ‘casa Franz Kafka’. Pero en el caso de MVLl, no se trata de una ‘casa’, sino de un ‘universo’, en tanto comprende todas las geografías, todos los lenguajes, todos los personajes y todos los estilos posibles.
‘Mario Vargas Llosa. Palabras en el mundo’ es una incursión lúcida y abreviada en una parte de ese universo. En uno de sus capítulos, el primero, Alonso habla de los personajes como de viejos camaradas siempre presentes, de seres ficticios que viven como incrustados en la realidad y con los cuales nos identificamos debido a una serie de factores éticos y emocionales. En otro, nos conduce por los pasillos del autoritarismo, la libertad y el poder, cuya motivación más remota es la relación tirante de MVLl con su padre, temas que no solo ha desarrollado en sus novelas, sino que ha asumido desde sus más ardientes pasiones como actor político.

Los capítulos que más me gustan son el 3 y el 4, que desarrollan las diversas utopías (las personales, las literarias y las ciudadanas, por decirlo de alguna manera) que han alimentado la vida de MVLl, así como la conexión entre sus sueños y el espíritu aventurero del Quijote. También merece una especial consideración su análisis de las técnicas, de gran utilidad para quien se inicia en la escritura. «La importancia de un escritor no se encuentra en sus historias sino en la forma con que las cuentas», dice Alonso Cueto.
El libro es un recorrido por las fronteras del ‘universo Vargas Llosa’, un ejercicio de admiración y, sobre todo, una invitación a descubrir al escritor con el que la mayoría de peruanos tenemos a veces una relación ambivalente. Gracias, Alonso, por regalarnos tan magnífico libro.