Hacia un mundo sin escritores

Los escritores y las editoriales están siendo víctimas de un enorme saqueo que parece no está mal cuando la ejercen las grandes tecnológicas.

Publicado

8 Abr, 2025

Escribe Guillermo Schavelzon

¡Qué mal que suena esto!  Pero si cada día queda más claro que avanzamos hacia a un mundo sin trabajo (no hay familia que desconozca esta situación) es lógico pensar que a los escritores también les afectará.

La tecnología es el camino que hace posible esa extraña sociedad futura, mientras avanzamos hacia ella, los escritores y las editoriales están siendo víctimas de un enorme saqueo, al que se llamaba piratería, pero pareciere que no está mal cuando la ejercen las grandes tecnológicas.

“Editores y autores franceses denuncian a Meta por usar sus trabajos para educar a su Inteligencia Artificial” (Señalador Clipping Es, 13.3.2025)

Este post nació ante mi preocupación por la proliferación de libros escritos por la Inteligencia Artificial, aunque su pobreza literaria y mediocridad impiden su éxito comercial. Amazon, principal generador y editor de este tipo de libros sin autor, no ha logrado, pese a sus enormes recursos, posicionarlos entre los más vendidos. Son principalmente novelas románticas, libros infantiles y juveniles y autoayuda, los preferidos, para cuya generación se aplica la información algorítmica obtenida de millones de libros analizados (sin permiso ni remuneración al autor ni a su editorial), miles de millones de datos y pautas de conducta de todos los usuarios de redes, buscadores y aplicaciones, series de televisión y conversaciones en la redes, que para reemplazar al escritor han resultado ineficaces.

Lo que funciona con otros productos de consumo masivo (incluido el voto) parece no servir cuando se trata de libros, porque el lector no es cualquier consumidor: es un personaje misterioso, singular, que no queda atrapado en las redes del mainstream, incluso contando con gran cantidad de información sobre pautas de lectura, como las que aportan los dispositivos de lectura conectados a la red como el Kindle, que mientras lees te está leyendo. Sin embargo, el éxito de un libro sigue siendo algo imprevisible.

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Los escritores y la inteligencia artificial

Los libros “sin autor”, escritos, generados o redactados por la IA, tienen tramas predecibles, personajes estereotipados, lenguaje simplificado y giros dramáticos demasiado calculados, pero no tienen ninguna innovación, la expresión de una simplicidad empobrecedora. En español, son libros escritos (o traducidos) en una lengua que llaman “español neutro”, que los castellano hablantes sabemos que no existe y ninguno reconoce como propio, ni siquiera en Miami. Es un invento del imaginario de un país anglosajón.

Hasta ahora esto es una dificultad para la lectura, aunque gente seria asegura que en poco tiempo el mismo libro -o traducción- se ofrecerá con su propio acento y modalidad a cada país. También dicen los expertos que la escritura generada por la IA aprenderá a usar el witz, la broma, el humor, la ironía, algo propio e intraducible de toda lengua.

La IA sabe esto. No pude resistirme consultar al ChatGPT, que respondió:

  Falta de originalidad genuina: Aunque la IA puede crear textos convincentes, muchos de ellos son combinaciones de patrones y datos previos. Carecen de la verdadera originalidad, el toque humano o la introspección que los escritores aportan a sus obras.

  Pérdida de contexto emocional: Las IA pueden imitar emociones y contextos, pero no experimentan el mundo de la misma manera que un ser humano. Esto podría hacer que los libros carezcan de una verdadera resonancia emocional.

La idea de que es posible un mundo sin trabajo y por lo tanto también sin escritores parece aterradora. ¿Lo será también para las nuevas generaciones, cuando vivan sin trabajar, recibiendo una renta básica universal? ¿Qué les sucederá a las personas sin trabajo, aunque tengan para comer? ¿Cómo funcionarán cuando sea adultos los niños que se eduquen de esta manera?

“Corea del Sur se ha convertido en el primer país del mundo en incorporar inteligencia artificial en libros de texto digitales” (El País, 12 de marzo 2025).

Los libros escritos por la IA son una amenaza para el escritor, y mucho más para el lector. Por momentos, dudo de que siga siendo así. Leo en una noticia cuya animación se puede ver en el link de abajo: una fábrica Noruega aliada con Chat GPT pondrá a la venta, este año, un millón de robots de asistencia con forma humana. https://www.youtube.com/watch?v=-gx5c2cNASk

Da mucho temor lo que pueda suceder, y es difícil analizarlo cuando perteneces a generaciones anteriores. A mí me parece inconcebible la idea de leer una novela escrita por un robot, porque tengo otra idea de la creación y otro sistema de valores, que hoy están en discusión. Leemos todos los días acerca de cuánto tiempo el presidente de los Estados Unidos tolerará a su segundo Elon Musk. Pero esto presupone un orden anterior de las cosas, de la época «constitucional», ahora cabría preguntarse: en este dúo ¿quién es el segundo de quién? ¿quién tiene realmente el poder?¿quién despedirá a quién?

Frente a este panorama lleno de interrogantes, hay mucho por hacer. No es tolerable que la autoría robotizada se le oculte al lector. La Unión Europea está avanzando en algunas regulaciones, como la obligación de etiquetar de manera visible los libros sin autor, normativa que el gobierno español acaba de aprobar (11 de marzo de 2025). Una medida de este tipo detendrá a muchas editoriales que se dedican a ello, pero ¿será por mucho tiempo? ¿Habrá unas nuevas generaciones que valoren más un libro escrito por la IA, porque lo considere “más científico”, por ejemplo?

Las noticias sobre libros escritos por la IA me recuerdan a la llegada del libro electrónico: hace quince años se predijo que los e-books acabarían con el libro impreso, y hoy el papel sigue siendo el soporte preferido por la mayoría de los lectores. Una encuesta entre librerías de campus universitarios en Estados Unidos, indica que el 90% de los estudiantes -generación nacida digital- prefiere comprar libros impresos. Aunque el formato digital es relevante, el libro impreso sigue siendo el soporte preferido de los lectores, y el único que otorga prestigio y convalidación al autor.

Quienes más rápido descubren estas cosas son los lectores, unos consumidores atípicos, difíciles de catalogar y de convencer. Por eso el éxito de un libro sigue siendo imprevisible para las editoriales. Pero es cierto que en el futuro los lectores -con la ayuda intensiva de las redes sociales- pueden cambiar. Algo sabía quien compró Twitter dos años antes de llegar al poder del principal país de occidente.

No es un panorama tranquilizador, aunque me gusta la idea de que «La catástrofe no es inevitable«, como afirma Rosa Montero en una entrevista.

“El lector quiere cómics hechos por dibujantes, no por una inteligencia artificial que robe los contenidos” (Carmen Carnero y Natacha Bustos, en Señalador Clipping, 13.3.2025).

Por ahora, el lector es el más confiable regulador.

Guillermo Schavelzon
Guillermo Schavelzon tiene más de 50 años de experiencia en el sector editorial como director de grandes grupos y editor independiente en Buenos Aires, México, Madrid y Barcelona. Ejerció durante 25 años como agente literario y audiovisual. Actualmente, se dedica a la consultoría editorial para escritores profesionales. Dirige además schavelzon.com de donde compartimos sus textos.

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